sábado, 27 de septiembre de 2008

Recuerdos tangibles...



Aaah... cómo añoraba bañarme en las aguas del Gran Pacífico. Pero aquí no solo es un elemento de contemplación o de disfrute pasivo como en el Mediterráneo. No. Aquí corrientes y olas son traviesas y juguetonas, provocadoras, siempre invitándote -y forzándote- a entablar con ellas un duelo constante: no puedes simplemente recostarte en el agua y olvidarte del mundo -a menos que desees ahogar tus pulmones-, uno tiene que estar alerta en todo momento, calcular la distancia de quiebre de la ola, su inclinación y tamaño apenas y cuando ésta aparece tímida en el horizonte. Y luego, si tu sentido geométrico-matemático está fino, el elemento acuoso en forma de tubo o diminuta montaña puede llevarte a sensaciones de poder jamás experimentadas. Pero ayer no fueron simplemente las olas las principales actrices del día. Fue la playa, definitivamente, pero en un formato distinto al habitual: una fogata nocturna llena de detalles que suscitaban cientos de recuerdos de otras épocas, cuando vivía en Baja California Sur.



Qué rico volver a sentir el calor abrasador en mis dedos mientras doro un marshmellow, rodeando el fuego bajo un cielo que permite apreciar el brazo de la Vía Láctea; y especialmente ese olor, ese olor que siempre acarrea consigo la brisa marina y que tantos suspiros despierta... Pero hasta hoy había faltado un ingrediente especial que esta vez ha estado presente: el estar en compañía de quienes aprecias. Hoy me he sentido cálidamente acogido, como quien por fin encuentra ese refugio que todos tenemos con alguien, en algún lugar o con algo.








Hoy atesoro muchos de los momentos que me han regalado el día y la noche: serán ellos el material de mis recuerdos el día de mañana, la prueba -aunque no concluyente- de que todo esto no está siendo un mero sueño, o un engaño minuciosamente elaborado por arte de quién sabe quién. He conocido pues a mucha gente de procedencias desiguales, a menudo de distintos continentes, cada cual elaborando sus pensamientos en una lengua materna distinta a la mía. Parecería pues que todos somos a grandes rasgos diferentes y con peculiaridades difíciles de encajar las unas con las otras. Sin embargo ante tanta aparente diferencia hay en la mayoría de nosotros un detalle común, un vínculo que nos une y se expresa en nuestros ojos en forma de chispa o destello: es la curiosidad y fascinación del niño que nos acompaña por igual, esa mirada ingenua que encuentra en los detalles mares de información con la que entretenerse y regocijarse cual alimento novedoso para el espíritu. Quizás también se deba a una ambición compartida: esto presenta para muchos una oportunidad particular de enfocar y ser enfocados por la vida hacia otros destinos. Quizás esta tierra, la de este continente más virgen, sea quien acune y coseche las pequeñas semillas que vamos esparciendo en nuestras andanzas... Pero como en todo, sólo el tiempo lo dirá.










miércoles, 24 de septiembre de 2008

Union Station

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En la entrada leo el siguiente letrero: "Welcome to Union Station" Pero no logro asociar lo que veo con lo que supuestamente es. El lóbulo occipital me asegura que esto es un estudio de Holywood, sin lugar a dudas. El área de Wernick de mi lóbulo temporal, en cambio, me asegura haber entendido que esto que veo es una estación de tren. O al menos así lo indican los tantos mapas y letreros que minuciosamente ha escrutado. Y ante la duda aparece inevitable la disonancia cognitiva, resultado de la confrontación entre dos supuestas verdades procedentes de mis distintas áreas cerebrales, todas ellas haciendo uso de la memoria a largo plazo para justificar sus aseveraciones. ¿Cómo puede una vil estación de tren presumir de este diseño? Pero otro yo procedente de otra región cerebral de cuya procedencia desconozco ya me ha dado la solución a este conflicto: Estoy en la ciudad de los ángeles, donde lo imposible y lo raro es posible y cotidiano. Rápida descripción: el techo es de madera noble, tapizado por trazados que siguen un patrón geométrico de colores pardos, verdes grises y naranjas amaderados; de él se desprenden media docena de lámparas de hierro en forma de grandes círculos, como sacados de "la historia interminable", o del Gotham de Batman; el suelo es de mármol y conjuga a la perfección con el techo, las paredes y los sillones de piel y madera minuciosamente trabada. El resultado: esta atmósfera de comfort y lujo que inunda el lugar y lo hechiza -gente incluida-.

Pero ¿por qué ahora, cuando estaba ya por despedirme de esta ciudad desconcertante, con dos maletas y billete de tren en mano, preocupado por los algoritmos y acertijos de un horario maldito, por qué ahora a ésta se le ocurre apantallarme y deslumbrarme otra vez?

En fin. Que alucinando he perdido el tren. Pero al estar aturdido no me sabe mal en absoluto. Me quedaré un par de horitas más en esta estación de ensueño, importunando cual turista empedernido el sacrosanto lugar y su gente con una ingente cantidad de flashes y ruido fotográfico. Jojojo

Union Station














martes, 23 de septiembre de 2008

Querido burrito

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Regalo de las planicies de Norteamérica, tú que guardas un interior tan rico en nutrientes como en calorías, tan rico en sabores y texturas, y sabes apreciar los placeres marítimos y terrestres sin hacer distinciones, revistiendote ya de camarones, ya de arroz con aguacate y frijoles, ya de carne asada y verduras varias; tú que gratamente sustentas toda dieta Americana, a ti, querido burrito, señor último de los tacos, a ti te dedico estas palabras de agradecimiento y complacencia, porque tu presencia siempre que se antoja se materializa en cuestión de minutos, y por ello, por no fallar nunca a nuestras citas, y por estar siempre a mi lado y en mi estómago en los momentos en que más te necesito, te rindo el más sincero de los homenajes que un humilde y humano servidor puede ofrecer.

Con todo el cariño,

Rubén



martes, 16 de septiembre de 2008

Cuando el arte se convierte en lujo

Sufridos en primera persona los efectos anesteciantes del impacto de todo cuanto se te presenta por primera vez, os confieso que ahora veo las cosas un poco distintas. Si bien es cierto que una parte de mí alucina con tanta extravagancia y lujo, otra también lo hace, pero no por el brillo del glamour que transpiran esos tantos coches, esas tantas tiendas, y esas tantas casas y mansiones, sino por la ingente cantidad tiempo, energía y dinero que es empleado y derrochado en perseguir ese fin. Un fin que evoca y se concentra en la imagen; la pura estética de la superficie da Las Cosas. Y para mí, el verdadero valor de la estética de la superficie de Las Cosas es, como lo indica su nombre, superficial, epidérmico, absurdo. Pero que hoy en día, absortos por ese primer destello de las cosas, hemos recubierto de promesas doradas y profundidades artificiales. Hemos descuidado, bien en el fondo, lo realmente sustancial: cultivar el arte de la intuición, de la atención en sus sentido etimológico, concentrar nuestra mente en aprehender aquello que es observado.

Esto que os digo lo comprueban mis ojos y mis oídos cuando a menudo, en alguna galería que he visitado, en alguna casa de algún supuesto artista que he frecuentado, hay más valor en el material empleado que en el contenido propios del cuadro o o la foto... Un culto a lo mediocre se confunde, demasiado a menudo, el arte con el lujo.

Para mi no hay relación más grotesca que la que han presenciado mis ojos. Ahora bien, quién soy yo para definir la linea que traza la separación entre tan antagónicos reinos? Evidentemente mi formación en arte también es escasa y mediocre. Ya ves, mediocres criticando a mediocres, cómo burro que critica las orejas de otro burro por larga. Por ello que no pretendo convenceros con falsas verdades. Apenas y comparto mi impresión: os hablo desde la óptica de la mera opinión personal, subjetiva y bonita ella, que me dice que el arte es un medio para trasdencer el espíritu hacia otras “colocaciones", otras formas de aprehender el mundo. Unos creen que lo eleva, pero para mí lo importante es que le mueve. El arte es capaz de mover el espíritu. Y lo único que mueve el lujo es el ego hacia banquetes que habrán de inflarle hasta que su amorfa y crecida masa reviente.

A pesar de todo este lugar esconde algo de salvaje que indudablemente mueve y conmueve y remueve, que proviene de la virginidad de su naturaleza...

Ansío empaparme de ese algo

Buildings of the Unknown

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Today was a gray day at USCD: clouds shaded the sky threatening to storm while the wind blew strong and cool like razor blades gently cutting my skin. But I was thrilled, thrilled to be there, observing amazed the majesty of those buildings that arose in my eyes like bulldoze rocks forged by Giants with great mastery. I was amazed by their trace, their glints of light reflexed by their many mirrors and windows, all pointing straight to the sky... A day I found -or was found- by a magical being: a sheep of an untold story of lost and recovery. She who knows the path that leads to the yet unrevealed Library of Wisdom. In its surreal entrance I read, in deep blue, green and red: Read, Write, Think and Dream. One who angers knowledge needs of no more than to follow this sacred Four Ways to Wisdom.














viernes, 12 de septiembre de 2008

Sunset Trip

¡Que estres! Los días se me escurren de las manos como si feran de agua y yo sigo cosechando cazas de habitáculas infructuosas. De no ser por los constantes gestos de Fu-Ding que esto ya empezaría a transgredir mi sueño nocturno. Hoy Fu-Ding me ha llevado de paseo por los “hot spots” de LA. Hemos ido a “Sunset strip”, una de las calles más recurridas por los lugareños de la zona -con ingente cantidad de pasta, eso sí-. Seria como un Gracia de Barcelona (a lo “pijo” -ricachón-)o un El Pedregal lleno de discotecas y exóticos restaurantes de Los Cabos; peeeero (nótese el énfasis en el nexo), como todo en esta parte del mundo, tamaño “king size”. Como ya es tradición en la familia acepté gozosamente la invitación cual aventurero aceptaría emprender una nueva travesía rumbo a lo desconocido. Wait a moment, abro inciso, antes os dije que fui de paseo, pues para que no haya malos entendidos me gustaría aclarar que aquí los paseos no se recorren a pasos sino con el pié pisando el pedal del acelerador. Digamos que es la contrapartida de esa sensación de grandeza de la que antes os hablé. La otra cara de la moneda: el sentimiento de libertad que ofrecen estos horizontes más vastos va de la mano con la esclavizante necesidad de utilizar el vehículo cual prolongación necesaria del cuerpo. En serio. De nada (o de muy poco) sirve tener un buen par de piernas cuando el supermercado más cercano o la tienda más común están, más que menos, a un par de calurosas horas andando. Cierro inciso.


"Paseando" por esa zona pude ver un centenar de tiendas y locales de ocio (en esta zona ambos términos se confunden), cuyos diseños parecían inspirados por un buen “viaje” de un diseñador bajo el efecto de Lucy in the Sky with Dimonds. Vi la famous “House of Blues”, enorme local ambientado al estilo de los treintas, parecido a una vieja cantina del Oeste ofreciendo la tónica perfecta: un buen trago de wisky en un buen bar de Blues; vi también el “Laughs” a rebosar de humanoides colocados en fila india, esperando horas en la interperie por tal de luego poder decirle a los colegas: “¡He estado en Laughs, chaval, mola un webo!” obviando por completo las penurias y bajezas que sufrieron para conseguirlo. Igual y vale la pena, creo que el Laughs es donde graban los capítulos del “comedy central” (lo que hace la envidia). En fin, también vi un restaurante en forma de tubo metálico, como utilizando el vagón de un tren o el cuerpo de un autobús escolar a modo de local. Luego pasamos por Beverly Hills, calle contigua a la de Sunset. Qué os puedo decir, más de lo mismo: Big & Expensive & Exclusive. Lo nuevo: un poquito más allá de Beverly hay un zona cuyo nombre ahora se me escapa que es incluso más “B&E&E”, habitada por algunos integrantes de la Teoría de la Consipiración -some of the richest bankers- Rockefellers & Company-.

Pero yo, como el ciudadano decente que soy, bajé del coche pisando con cuidado para no ensuciar las relucientes acera; bajé también mis pantalones, suavemente para no entorpecer la armonía del lugar, y cagué -muy agusto por cierto- en la entrada de aquella inhumana urbanización.


First stop
Cafe 50's

Eggs&Baicon baby!

Later on, heading to Hollywood

The Eating Tube

House of Blues

Laught, but wait

After the walk...

She who was waiting for our arrival :)

lunes, 8 de septiembre de 2008

Venice Beach

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Bienvenidos a Venice Beach, playa de desérticas proporciones delimitada por un paseo poblado por seres submundanos, mundanos y supramundanos. Venice no seria Venice sin esa mezcla imperdible de artistas callejeros cuyo más o menos arte acompaña al viajero durante su exótico trayecto. Son sus músicos extraños, pintores estrambóticos, vigilantes de la playa -humanos y no humanos-; son sus bailarines de aserrín y metal dando la bienvenida al recorrido, dejando entrever que quienes se adentran en esos lares abandonan -quzás forever- el reino de lo conocido; son sus bicicletas - más bien carruajes- de diseños extravagantes, sus lobos al acecho de turistas desde el tejado de algunas de sus casas; son sus directores, guionistas, actores y cámaramans, todos ellos con cronómetro en mano y coreografía ensayada, así sin más, en medio de todo el bullicio... Son sus Djs, forzados de las discotecas -donde son plaga- y abnegados a pinchar en sus tiendas de ropa; son sus coches caricaturescos redefiniendo y revolucionande el arte en cuatro ruedas...

En fin, Venice, donde la locura es cuerda, y lo cuerdo, locura.




...bailarín de aserrín y metal







...desérticas playas








...vigilantes de la playa 1





...vigilantes de la playa 2








...behind the scenes, MTV








...extravagancia en tres ruedas








...DJ abnegado






...coche fantástico 1








coche fantástico 1 (trasero)







coche fantástico 2







...lobos al acecho